Con la llegada del invierno, muchos buscan protegerse de la temida gripe recurriendo a una gran variedad de remedios caseros y suplementos. 

Entre ellos, la vitamina C destaca como una de las opciones más populares. Desde niños, a muchos nos enseñaron que un vaso de jugo de naranja fresco puede ser el escudo perfecto contra los resfriados y la gripe. Sin embargo, ¿es realmente efectiva la vitamina C para prevenir estos virus durante los meses fríos?

Por ejemplo, investigaciones exhaustivas que han analizado múltiples estudios clínicos concluyen que los beneficios de la vitamina C en la prevención de la gripe son, en el mejor de los casos, modestos y requieren dosis excesivamente altas, como un gramo diario. 

Estas cantidades están muy por encima de lo que se encuentra en un vaso de jugo de naranja o una porción de fresas. Además, metaanálisis recientes han sido categóricos: solo las vacunas han demostrado tener un efecto preventivo significativo contra la gripe, mientras que el impacto de la vitamina C es, en general, insignificante.

El papel antioxidante de la vitamina C

La vitamina C es un poderoso antioxidante hidrosoluble que desempeña un papel crucial en la protección del organismo contra el daño oxidativo. Los antioxidantes, como la vitamina C, neutralizan los radicales libres —moléculas inestables que pueden dañar las células y el ADN—, evitando mutaciones y procesos degenerativos.

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En un contexto de gripe, el cuerpo genera una respuesta inflamatoria para combatir el virus, produciendo radicales libres en cantidades elevadas. Este aumento de radicales libres puede causar daños adicionales a los tejidos, más allá del daño directo que ocasiona el virus. Aquí es donde entra en juego la vitamina C: al ser un antioxidante, ayuda a neutralizar los radicales libres y, potencialmente, a reducir los daños a largo plazo derivados de una infección viral.

¿Es útil Tomar suplementos de vitamina C?

Aunque la vitamina C puede desempeñar un papel importante en la protección del cuerpo contra el daño oxidativo, su suplementación no es necesaria para la mayoría de las personas con una dieta equilibrada. En individuos sanos, los niveles de vitamina C necesarios para mantener una función antioxidante efectiva generalmente se obtienen a través de la alimentación diaria.

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No obstante, hay casos donde su uso podría ser más justificado. En personas con deficiencias nutricionales, enfermedades crónicas o en adultos mayores, la capacidad antioxidante puede estar comprometida, y en tales circunstancias, los suplementos de vitamina C podrían ser útiles para prevenir daños oxidativos a largo plazo. A pesar de que los efectos directos sobre la gripe sean limitados, en estos casos podría contribuir a reducir las secuelas de la infección viral.